jueves, 14 de junio de 2012

La Edad Media en España

Pincha en la ilustración y podrás recabar más información sobre la Edad Media. Al tiempo repasarás tus conocimientos.

Gobierno de Canarias

domingo, 20 de mayo de 2012

Ludwig van Beethoven

Ludwig van Beethoven fue un compositor, director de orquesta y pianista alemán, es uno de los compositores más importantes de la historia de la música y su legado ha influido de forma decisiva en la música posterior.
Reconocido como uno de los más grandes compositores de la historia, es la figura central de la transición entre el Clasicismo musical del siglo XVIII y el Romanticismo del siglo XIX, por la profunda influencia que ejerció sobre las siguientes generaciones de músicos.
En su prolífica trayectoria musical, Beethoven dejó para la posteridad un importante legado: nueve sinfonías, una ópera, dos misas, tres cantatas, treinta y dos sonatas para piano, cinco conciertos para piano, un concierto para violín, un triple concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, dieciséis cuartetos de cuerda, una gran fuga para cuarteto de cuerda, diez sonatas para violín y piano, cinco sonatas para violonchelo y piano e innumerables oberturas, obras de cámara, series de variaciones, arreglos de canciones populares y bagatelas para piano (una de las más populares podéis escucharla al final de este artículo).

Artículo extraído de Wikipedia. PARA SABER MÁS.


lunes, 7 de mayo de 2012

Sobre Martinillo Zancajo

Dibujo realizado por Antonio J. Juárez Gutiérrez
(Página web de la Asociación Amigos de Alcaudete)

jueves, 19 de abril de 2012

Día del libro

Entre las distintas actividades previstas para celebrar el día del libro, nuestro curso cantará el romance de Federico García Lorca "Los pelegrinitos".


La letra del romance la encontrarás aquí

viernes, 9 de marzo de 2012

Preparamos la visita a Itálica

El próximo viernes, 23 de Marzo realizaremos la salida prevista a la ciudad de Sevilla. Nuestros objetivos son el Parlamento andaluz y la ciudad romana de Itálica. Puedes preparar ésta última en los siguientes enlaces:







miércoles, 8 de febrero de 2012

El bosque de las letras





A Virgilio no le gustaba leer. Así que en cuanto la profesora, la señorita Esperanza, les dijo aquello, se armó la revolución.
–Este trimestre vamos a leer este libro, y después vendrá el autor.
El libro que tenían que leer era de los “gordos”. Y sin dibujos. Virgilio cogió la dichosa novela y empezó a leerla. Una página. Dos. Ni siquiera se dio cuenta. A la tercera ya estaba enganchado. Al cerrar el libro, tuvo un extraño sentimiento de pena.
El día que el escritor fue a hablar al colegio, Virgilio se sentó en primera fila. Al terminar la charla, la clase entera formó una cola para que les dedicara los correspondientes libros. Virgilio esperó a ser el último.
–Quería hablar con usted. Su libro es el primer libro que leo entero y me gusta. Quiero que me diga títulos de novelas suyas o de otros autores. El autor del libro se lo quedó mirando con seriedad.
–Tú deberías leer El Libro. El Libro únicamente puede leerse en la biblioteca pública. Tú entra, dirígete al bibliotecario o bibliotecaria, le dices que te envío yo y que quieres leer El Libro. Nada más.
Virgilio salía de la escuela aún conmocionado por las palabras del escritor. Iba a cruzar la calle, envuelto en sus pensamientos, cuando de pronto, al levantar la cabeza, se quedó mudo. Allí, frente a él, en la acera opuesta, en el mismo lugar por el que pasaba cada día cuatro veces, dos al ir a la escuela y dos al regresar, vio el letrero. Una biblioteca. Lleno de entusiasmo, feliz, cruzó la calle a la carrera.
La biblioteca era cuadrada y tenía tres pisos. El techo, de cristal labrado, era lo más bello que Virgilio recordase haber visto jamás. Precisamente mirándolo absorto, casi ni se dio cuenta de que ya había llegado hasta el espacio ocupado por la bibliotecaria. Virgilio se detuvo frente a ella.
–Buenas tardes. Quería… –Virgilio tragó saliva–. Quería El Libro.
A la señora le cambió la cara.
– ¿Quién te envía?
–Me envía el escritor.
–Al fondo –señaló ella.
Virgilio volvió la cabeza. Había una puerta. Caminó con paso vacilante e inseguro. Puso la mano en el tirador de la puerta y lo movió hacia abajo. La hoja de madera cedió sin apenas empujarla. Primero no vio nada, porque todo estaba en penumbra, pero al abrir un poco más fue naciendo una luz y vio algo. Un gran libro, enorme y grueso, de tapas duras. Le llamaba. Su mano rozó las cubiertas del libro. “El fabuloso mundo de las letras.”
Apenas si levantó la cubierta un milímetro, un destello de luz emergió de ella.
Levantó la cubierta un poco más. Y a medida que la luz aumentaba en intensidad, las paredes de la habitación comenzaron a desvanecerse. ¿Estaba soñando? Había creído vislumbrar algo más allá de ellas, como si se esfumaran sin más, haciéndose invisibles. Y en lugar de esas paredes había visto algo parecido a… ¿un bosque?
Respiró a fondo. Y abrió la cubierta de golpe.
Todo cambió súbitamente. El entorno se convirtió en un vergel, un gran jardín lleno de flores y plantas, con una vegetación exuberante y agreste. Era un bosque sí, pero un bosque formado por…
–¡Ahí va! –manifestó boquiabierto.
Pasó entre los árboles. Unos representaban claramente una letra, casi era un juego intuir a cuál se parecían otros. Virgilio hubiera jurado que las letras, es decir, los árboles, estaban vivos. Por eso les habló.
–¡Hola!
Los árboles en forma de H, de O, de L y de A agitaron sus ramas de manera apenas imperceptible. ¡Le estaban contestando!
–¿Dónde estoy?
Le costó “leer” la frase entera, porque se movieron muchos, aunque sincronizadamente, uno tras otro. “E.N.E.L.B.O.S.Q.U.E.D.E.L.A.S.L.E.T.R.A.S.” Virgilio se acercó a un árbol en forma de V. La V era la letra que más le gustaba. Al posar la mano sobre él, sintió que el árbol se estremecía.
En alguna parte había leído que cuando abrazas a un árbol, te llenas de su energía. Te inundas de ella, porque el árbol está en contacto con la tierra. Virgilio nunca se había abrazado a un árbol. Así que lo hizo. Abrazó al árbol V con todas sus fuerzas. Y supo que era verdad, porque fue como si recibiera la más energética de las corrientes.
–Gracias –le susurró al árbol V–. He de irme.
“A.D.I.O.S.”, le desearon los cinco árboles respectivos.
Buscó el camino por el que había entrado. A lo mejor volvía a pasar por allí, aunque algo le dijo que no, que todo aquello era único. Fascinante pero único.


Preguntas:
  1. ¿Quién es el protagonista de la historia?
  2. ¿Por qué tenía que leer un libro?
  3. ¿Qué le ocurrió al protagonista cuando empezó a leer el libro que les mandó leer la profesora?
  4. ¿Qué lugar reconoció Virgilio después de hablar con el autor?
  5. ¿Cuántas veces pasaba por allí al día?
  6. ¿Dónde encontró Virgilio El Libro después de hablar con la bibliotecaria?
  7. ¿Qué título aparecía en la cubierta del libro?
  8. Explica qué sucedió cuando Virgilio abrió por fin El Libro.
  9. ¿Lo que le ocurrió a Virgilio al abrir El Libro era real o era un sueño?
  10. ¿Te parece posible viajar a lugares imaginarios a través de un libro?
  11. ¿Qué nos querrá enseñar el autor con esta historia?
  12. Imagina que entras en el Bosque de las Letras. Escribe qué conversación mantendrías con los árboles.
  13. Imagina que tú también entras, como Virgilio, en el Bosque de las Letras. Escribe cómo te sentirías allí, las preguntas que te gustaría hacer a los árboles y qué crees que te responderían ellos.
  14. ¿Crees que cambiaría la opinión de Virgilio sobre la lectura después de lo que le ha sucedido en el Bosque de las Letras? ¿por qué? ¿Qué opinará ahora de los libros?
  15. Comenta con tus compañeros/as cuál ha sido el último libro que te ha gustado especialmente y explica por qué.
  16. Resume con tus palabras la historia que se cuenta en el texto. Después, inventa otro final y justifica tu elección.
  17. Haz un dibujo sobre la lectura.

jueves, 2 de febrero de 2012

El arco iris de ilusiones


N. LAURA: Era una tarde lluviosa pero cálida. El sol se calentaba las gotas de lluvia que aún brillaban en el suelo mojado y la abuelita había decidido salir un rato al parque, a pesar de la humedad. Estaba un poco indecisa porque no sabía qué regalar a sus nietecitas el día del Niño. Mientras iba hacia el parque, pensaba y pensaba.... pero no se le ocurría nada... Piensa que piensa, poco a poco, llegó hasta un banquito un poco mojado por la lluvia ... se veía muy cómodo... lo secó con un pañuelito y se sentó...

NÚRIA:
(mientras ejecuta todos los movimientos dichos por el narrador)
Ahhhh... ¡qué bonito está el día, así lluvioso!, me recuerda cuando yo era niña y jugaba en los charcos.... ¡qué tiempos!... era tan divertido... A ver si aquí en este bonito parque me viene alguna idea... caramba, no sé qué regalar a mis muchachitas ...

EMMA: La abuelita se recostó hacia atrás en el banquito... la verdad es que estaba muy cómoda y ya estaba casi a punto de quedarse dormida.... cuando de repente escuchó un ruido... Del suelo vio levantarse a un.... ¡COLOR!... Se quedó paralizada ...

NÚRIA:
¿Pero qué es esto?... No puede ser... ¿Estaré soñando? (se rasca los ojos y pone expresión de incrédula) ¿quién eres tú?
(El COLOR MORADO se acercó con movimientos muy suaves, la saludó con una reverencia y le dijo)

ANDREA A:
(moviéndose muy elegante alrededor de la abuela, con pasos como de ballet
) Mi querida abuelita, no te asustes... soy el ilustre color MORADO y vengo a decirte que soy el color mááás hermoso que existe... soy muy elegante y ... cualquier cosa que sea de mi color será un excelente regalo... imagínate unas hermosas orquídeas ... las flores son un regalo muy bonito... Debes regalar a tus nietas unas flores de mi color… Mira, pregúntale a las mariposas... (entra la mariposita volando y revolotea alrededor de la orquídea) ellas entienden mucho de flores...

NÚRIA: Es verdad lo que dices... las flores son la alegría del paisaje y a las mariposas les encantan, pero… no sé si serán un buen regalo para mis nietas... déjame seguir pensando...
SANDRA: La abuelita cerró los ojos y entonces sintió un ruido, esta vez más fuerte, como un tambor... era el COLOR ROJO, que bailando muy alegre y feliz se le acercó a saludarla.

ANA F.: (moviéndose como bailando salsa) Abuelita... ¿Cuál es el color más bello, el más brillante y el más fuerte? Soy yo. El fuego es de mi color y sirve para calentarnos cuando tenemos frío; para cocinar ricas galletitas y un montón de cosas más... ¿Qué tal un pintalabios? A las niñas les encanta … ¡ anda abuelita decídete por algo de mi color! 
 
NÚRIA: ¡Ay Dios mío!, el rojo es un color muy lindo... pero no sé qué dirían mis nietas... tengo que pensarlo un poco más...

N. SANDRA: En eso estaba la abuelita, piensa que piensa muy concentrada, cuando de repente escuchó un sonido extraño, como mordisquitos sabrosos... Es el COLOR NARANJA que viene hacia ella.

ANNA G.: (brincando y saboreando una zanahoria)... Abuelita... ¡qué bueno que te encuentro!... yo soy el NARANJA y definitivamente soy el mejor de todos los colores... Represento la salud y las vitaminas... por algo muchas frutas y verduras tienen mi color... ¿Qué te parece un saco de mandarinas? A todos los niños les gusta o una rica zanahoria ... si les regalas algo naranja, crecerán sanas y fuertes... si no mira ese conejito qué fuerte y sano que está... ( sale el conejito saltando)

NÚRIA: Oyeee... no había pensado en ti... de verdad eres muy lindo, pero mis nietas ya comen zanahorias y naranjas casi todos los días... ummmm... no sé... es algo que tengo que pensar muy bien antes de decidirme...

N.HELENA: La abuelita estaba hecha un lío ... De repente … empezó a sentir calor, mucho calor... se quitó la chaqueta y pensó que tal vez el sol había decidido salir a secar los charcos del suelo. Entonces . . . escuchó un sonido brillante, como una campana... se levantó y vio al COLOR AMARILLO.

ANDREA L.: (moviéndose rápido y abanicándose) Abuelita... no te podías decidir porque aún no me habías visto a mí... yo soy el color más claro y rico que existe... sin mí no habría ni luz ni calor. ¡Mira las joyas! Bonitas ¿eh? Pues como todas las cosas valor… son de mi color. ¿Qué mejor regalo que ese? Tus nietas brillarán como soles con algo amarillo. ¡No le des más vueltas y decídete! 
 

lunes, 30 de enero de 2012

Rotafolios Lupa

La espada pacifista


Había una vez una espada preciosa. Pertenecía a un gran rey, y desde siempre había estado en palacio, participando en sus entrenamientos y exhibiciones, enormemente orgullosa. Hasta que un día, una gran discusión entre su majestad y el rey del país vecino, terminó con ambos reinos declarándose la guerra.
La espada estaba emocionada con su primera participación en una batalla de verdad. Demostraría a todos lo valiente y especial que era, y ganaría una gran fama. Así estuvo imaginándose vencedora de muchos combates mientras iban de camino al frente. Pero cuando llegaron, ya había habido una primera batalla, y la espada pudo ver el resultado de la guerra. Aquello no tenía nada que ver con lo que había imaginado: nada de caballeros limpios, elegantes y triunfadores con sus armas relucientes; allí sólo había armas rotas y melladas, y muchísima gente sufriendo hambre y sed; casi no había comida y todo estaba lleno de suciedad envuelta en el olor más repugnante; muchos estaban medio muertos y tirados por el suelo y todos sangraban por múltiples heridas...
Entonces la espada se dio cuenta de que no le gustaban las guerras ni las batallas. Ella prefería estar en paz y dedicarse a participar en torneos y concursos. Así que durante aquella noche previa a la gran batalla final, la espada buscaba la forma de impedirla. Finalmente, empezó a vibrar. Al principio emitía un pequeño zumbido, pero el sonido fue creciendo, hasta convertirse en un molesto sonido metálico. Las espadas y armaduras del resto de soldados preguntaron a la espada del rey qué estaba haciendo, y ésta les dijo:
- "No quiero que haya batalla mañana, no me gusta la guerra".- "A ninguno nos gusta, pero ¿qué podemos hacer?".- "Vibrad como yo lo hago. Si hacemos suficiente ruido nadie podrá dormir".
Entonces las armas empezaron a vibrar, y el ruido fue creciendo hasta hacerse ensordecedor, y se hizo tan grande que llegó hasta el campamento de los enemigos, cuyas armas, hartas también de la guerra, se unieron a la gran protesta.
A la mañana siguiente, cuando debía comenzar la batalla, ningún soldado estaba preparado. Nadie había conseguido dormir ni un poquito, ni siquiera los reyes y los generales, así que todos pasaron el día entero durmiendo. Cuando comenzaron a despertar al atardecer, decidieron dejar la batalla para el día siguiente.
Pero las armas, lideradas por la espada del rey, volvieron a pasar la noche entonando su canto de paz, y nuevamente ningún soldado pudo descansar, teniendo que aplazar de nuevo la batalla, y lo mismo se repitió durante los siguientes siete días. Al atardecer del séptimo día, los reyes de los dos bandos se reunieron para ver qué podían hacer en aquella situación. Ambos estaban muy enfadados por su anterior discusión, pero al poco de estar juntos, comenzaron a comentar las noches sin sueño que habían tenido, la extrañeza de sus soldados, el desconcierto del día y la noche y las divertidas situaciones que había creado, y poco después ambos reían amistosamente con todas aquellas historietas.
Afortunadamente, olvidaron sus antiguas disputas y pusieron fin a la guerra, volviendo cada uno a su país con la alegría de no haber tenido que luchar y de haber recuperado un amigo. Y de cuando en cuando los reyes se reunían para comentar sus aventuras como reyes, comprendiendo que eran muchas más las cosas que los unían que las que los separaban.


Actividades para el día de la Paz

Decálogo para la Paz

Una canción para la Paz

miércoles, 25 de enero de 2012

El ladrón de pelos


Valeria era una niña muy preocupada por su papá. Desde hacía algún tiempo, había visto que se estaba quedando calvo, y que cada vez tenía menos pelo. Un día, se atrevió a preguntárselo:
- Papá, ¿por qué cada día tienes menos pelo?
Su papá le dijo sonriente:
- Es por el ladrón de pelos. Hay por esta zona un ladronzuelo chiquitito que visita mi cabeza por las noches cuando estoy dormido, y me quita todos los pelos que le da gana. ¡Y no hay forma de atraparlo!
Valeria se quedó preocupada, pero decidida a ayudar a su papá, aquella misma noche aguantó despierta tanto como pudo. Cuando oyó los primeros ronquidos de su padre, agarró una gran maza y se fue a la habitación de sus padres. Entró muy despacito, sin hacer ruido, para que el ladrón de pelos no pudiera sentirla, y cuando llegó junto a su papá, se quedó observando detenidamente su cabeza, decidida a atrapar al ladrón de pelos en cuanto apareciera. Al poco, vio una sombra sobre la cabeza, y con todas las fuerzas que tenía, lanzó el porrazo más fuerte que pudo.
¡Menudo golpe! Su papá pegó un enorme grito y se levantó de un salto, con un enorme chichón en la cabeza y un buen susto en el cuerpo. Al encender la luz, se encontró con Valeria de frente, con la mano en alto sujetando la maza, y diciendo:
- ¡casi lo tenía! papá. ¡Creo que le he dado, pero el ladrón de pelos se ha escapado!
Al oír eso, y ver al papá con la cabeza bien dolorida, la mamá comenzó a reírse:
- Eso te pasa por contarle tonterías a la niña - dijo divertida.
Y el padre de Valeria tuvo que explicarle que no existía ningún ladrón de pelos, y contarle la verdad de por qué se quedaba calvo. Y así, con la ayuda de un gran chichón en su cabeza, comprendió lo importante que era no engañar a los niños y contarles siempre la verdad. Y Valeria, que seguía preocupada por su papá, dejó de buscar ladrones de pelos, y le compró un bonito gorro de dormir.

Preguntas de comprensión lectora
1. ¿Por qué estaba preocupada Valeria?
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________
2. ¿Quién robaba los pelos? ____________________________________________________
3. ¿Qué quería hacer Valeria? ___________________________________________________________________________
3. ¿Cómo iba a atraparlo?
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
4. Señala si son verdaderas (V) o falsas (F) las siguientes afirmaciones:
- La mamá de Valeria se estaba quedando calva ___
- Valeria estaba dispuesta a ayudar a su papá ___
- Valeria golpeó a su papá con una maza porque estaba enfadada con él ___
- Valeria atrapó al ladrón de pelos ___
- La madre de Valeria pensaba que a los niños hay que decirles la verdad ___
- Valeria perdonó a su padre y le compró un gorro para dormir __
5. ¿Cuál crees que es la idea principal del texto?
a. Hay que explicar las cosas a los niños porque merecen respeto, y no quitárselos de encima con cualquier historia.
b. Los ladrones de pelos no existen.
7. ¿Te gusta que te digan mentiras?_______ ¿Cómo te sientes si lo hacen?
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8. ¿ Por qué crees que los mayores nos cuentan “historias” ?
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

miércoles, 11 de enero de 2012

Un encargo insignificante

El día de los encargos era uno de los más esperados por todos los niños en clase. Se celebraba durante la primera semana del curso, y ese día cada niño y cada niña recibía un encargo del que debía hacerse responsable durante ese año. Como con todas las cosas, había encargos más o menos interesantes, y los niños se hacían ilusiones con recibir uno de los mejores. A la hora de repartirlos, la maestra tenía muy en cuenta quiénes habían sido los alumnos más responsables del año anterior, y éstos eran los que con más ilusión esperaban aquel día. Y entre ellos destacaba Rita, una niña amable y tranquila, que el año anterior había cumplido a la perfección cuanto la maestra le había encomendado. Todos sabían que era la favorita para recibir el gran encargo: cuidar del perro de la clase.
Pero aquel año, la sorpresa fue mayúscula. Cada uno recibió alguno de los encargos habituales, como preparar los libros o la radio para las clases, avisar de la hora, limpiar la pizarra o cuidar alguna de las mascotas. Pero el encargo de Rita fue muy diferente: una cajita con arena y una hormiga. Y aunque la profesora insistió muchísimo en que era una hormiga muy especial, Rita no dejó de sentirse desilusionada.
La mayoría de sus compañeros lo sintió mucho por ella, y le compadecían y comentaban con ella la injusticia de aquella asignación. Incluso su propio padre se enfadó muchísimo con la profesora, y animó a Rita a no hacer caso de la insignificante mascotilla en señal de protesta. Pero Rita, que quería mucho a su profesora, prefería mostrarle su error haciendo algo especial con aquel encargo tan poco interesante:
- Convertiré este pequeño encargo en algo grande -decía Rita.
Así que Rita investigó sobre su hormiga: aprendió sobre las distintas especies y estudió todo lo referente a su hábitat y costumbres, y adaptó su pequeña cajita para que fuera perfecta. Cuidaba con mimo toda la comida que le daba, y realmente la hormiga llegó a crecer bastante más de lo que ninguno hubiera esperado...
Un día de primavera, mientras estaban en el aula, se abrió la puerta y apareció un señor con aspecto de ser alguien importante. La profesora interrumpió la clase con gran alegría y dijo:
- Este es el doctor Martínez. Ha venido a contarnos una noticia estupenda ¿verdad?
- Efectivamente. Hoy se han publicado los resultados del concurso, y esta clase ha sido seleccionada para acompañarme este verano a un viaje por la selva tropical, donde investigaremos todo tipo de insectos. De entre todas las escuelas de la región, sin duda es aquí donde mejor habéis sabido cuidar la delicada hormiga gigante que se os encomendó. ¡Felicidades! ¡Seréis unos ayudantes estupendos!
Ese día todo fue fiesta y alegría en el colegio: todos felicitaban a la maestra por su idea de apuntarles al concurso, y a Rita por haber sido tan paciente y responsable. Muchos aprendieron que para recibir las tareas más importantes, hay que saber ser responsable con las más pequeñas, pero sin duda la que más disfrutó fue Rita, quien repetía para sus adentros "convertiré ese pequeño encargo en algo grande".

martes, 10 de enero de 2012

El campo de piojobol

Un día, Matías notó que le picaba bastante la cabeza. Se la rascó enérgicamente y descubrió que tenía piojos.
-¡Atiza! ¡Piojos! -Y añadió: pios quiero un pioco, piastante, piuchísimo, pioquísimo, piabsolutamente nada...
Matías no lo sabía, pero esta frase dicha por él al azar, era una frase mágica. Gracias a ella, los piojos no sólo son capaces de hablar, sino que se vuelven domésticos, fieles y obedientes.
Matías se arrancó unos cuantos pelos y dio la bienvenida a los piojos. Luego pintó a unos de rojo y a otros de amarillo y organizó un torneo de piojobol. Al llegar la noche, recogió a sus nuevos amigos en una caja de fósforos y con un mechón de pelo les acondicionó una mullida cama.
-Si os ve mi madre, estáis perdidos ¿Queréis algo de azúcar en polvo?
-Nunca antes de dormir. Es por lo de la caries dental -respondieron los piojos, que cuidaban mucho su propia salud-. ¡Buenas noches Matías!
Cuando sus padres volvieron de trabajar aquel día, Matías estaba espabilado y de bastante buen humor. Hasta se permitió hacer cosquillas a su madre.
-Estate quieto, Matías. Estamos cansados.
-Ah, ya. ¿Habéis tenido un empiojamiento en la autopista?
Se dice embotellamiento, Matías -rectificó su padre.
-Ya lo sé -dijo Matías, y fue a troncharse de risa bajo las sábanas.